VII.1.- El barro como terapia
En esta unidad didáctica queremos compartir nuestra experiencia en la bioconstrucción con barro. Pisar con los pies y construir con las manos, una experiencia que nos beneficia terapéuticamente desde el punto de vista de la dimensión psíquica y física de la salud.
En la construcción con tierra cruda se usan diferentes técnicas, siendo todas muy interesantes, pero en nuestro caso vamos a hablar de la técnica llamada Cob (Foto VII.1). Con esta técnica se trata igualmente de inspirar el rescate de la autoconstrucción.
Las ventajas de las construcciones con barro son varias: equilibra la humedad del aire en el interior de las construcciones, conserva una temperatura media por su inercia térmica, es antisísmico, ignífugo, este tipo de construcciones naturales no producen escombros, y es la más eficiente desde el punto de vista térmico.
Son ventajas a tener en cuenta cuando las comparamos con las desventajas del cemento, producto dominante de la construcción, que necesita mucha energía, contamina en su fabricación, produce polución, necesita mucho acero cuando se construye con él, mucho papel para las bolsas que lo empaquetan y produce una gran cantidad de escombros.
La técnica Cob se desarrolló principalmente en los países donde llueve casi todo el año porque según se hace la mezcla de barro ésta ya está lista para ser utilizada directamente en la obra sin necesidad de tener que elaborar ladrillos, que necesitan que la época del año sea favorable para su secado, y de espacios grandes en el exterior como ocurre en la técnica del Adobe. En la técnica Cob el barro se aporta y termina secándose en la propia obra.
Nosotros elegimos la técnica del Cob porque nos parece más práctica, fácil y terapéutica. Práctica porque se utiliza directamente y sobre la marcha en la obra y por la diversidad de usos en reparaciones, reformas y construcciones nuevas. Fácil por los materiales nobles que lo componen, por su sencilla elaboración y su manejo. Terapéutica porque se trabaja en grupo de una forma divertida ya que podemos realizar dinámicas con los alumnos y escuchar música mientras elaboramos el barro (Foto VII.2).
También instruimos a los alumnos en conocimientos básicos de construcciones antiguas de una forma más autosuficiente y sana, donde logramos una actividad diferente y amena, avivando el trabajo en equipo, las relaciones entre ellos, el compañerismo, y siendo a la vez una actividad que los mantiene en el aquí y el ahora asumiendo responsabilidades como la de prestar atención para realizar las medidas sin error en las mezclas. Todo esto les hace sentirse más realizados.
VII.2.- Materiales nobles para la construcción
Los materiales que necesitamos para la preparación del barro son: tierra o arcilla, árido, fibra vegetal y agua. Es ideal que todos los materiales sean de nuestra zona. La tierra y el árido trabajan la compresión, mientras que la fibra trabaja la tracción haciendo la mezcla tres o cuatro veces más fuerte.
La tierra o la arcilla la podemos conseguir en nuestro propio terreno haciendo una pequeña excavación para extraer la tierra con los alumnos del curso. Nuestros beneficiarios se dan cuenta de que debajo de sus pies tienen un material importante para construir muchas cosas. También puede haber tierra en alguna obra cercana.
La tierra es necesaria cernirla para separarle las posibles piedras que tengan y así poder trabajar con los pies con ella sin hacernos daño (Foto VII.3).
Si en nuestro diseño hemos construido canales de desviación para el cultivo del agua, como se tuvo ocasión de ver en el Unidad Didáctica II, los áridos los podemos encontrar después de las temporadas de lluvias al final de dichos canales justo cuando acaba éste y empieza el surco a nivel. En este lugar siempre que llueve se suele almacenar algo de arena. Después de las lluvias podemos organizar con el grupo de alumnos actividades de recogida de arena en nuestro terreno e ir almacenándola para cuando vayamos a hacer algún trabajo con el barro (Foto VII.4).
Las fibras vegetales pueden ser paja, pinocha, virutas de madera, etc. (Foto VII.5). Nosotros mismos las podemos cultivar en nuestro diseño permacultural. Si este fuera el caso, y al igual que hicimos con la recolección y almacenamiento de la tierra y los áridos, implicamos a los beneficiarios del proyecto en la recolección y almacenaje de las fibras vegetales que usamos en las labores de la bioconstrucción.
Las proporciones de los materiales utilizados para la construcción natural no son estandarizados, no son medidas exactas. Dependiendo del lugar en el que nos encontremos la tierra puede tener más o menos cantidad de arcilla y árido, por lo que antes de empezar a construir nos obliga a realizar pruebas que son totalmente necesarias para que nuestro barro tenga las proporciones más fieles posibles en la mezcla que luego vamos a utilizar.
Tanto las pruebas para detectar las proporciones de materiales adecuadas como las condiciones correctas para su uso las podemos convertir en una actividad a realizar con el grupo.
La prueba consiste en mezclar únicamente la tierra y el árido, y hacer como mínimo tres tortas de barro con diferentes medidas. La primera torta la hacemos, por ejemplo, con una medida de volumen de tierra y una medida de volumen de árido, la segunda prueba la hacemos con una medida de tierra y dos de árido, y la tercera torta con dos medidas de tierra y una de árido.
Por separado mezclamos bien las tres medidas de tierra y árido secos para hacer las tres tortas, y a cada mezcla poco a poco le vamos añadiendo agua hasta que quede como una masa no demasiado aguada. A la masa le damos forma de torta con un dedo de grosor (Foto VII.6). Las enumeramos del uno al tres y en un papel anotamos las proporciones de cada prueba con el número correspondiente a su torta. A continuación colocamos las tortas en un lugar sombreado que no le dé el viento y que no se mojen, esperando que en unos días se sequen bien.
La torta que no tenga grietas o que mínimamente se agriete es la torta de referencia, es la torta que nos da las medidas correctas de la tierra y el árido con los que contamos para la preparación de nuestro barro Cob.
Si, por el contrario, las tres tortas de las proporciones iniciales se agrietasen de manera considerable se sigue realizando pruebas con otras combinaciones de medidas hasta dar con la torta de referencia.
En nuestra experiencia hemos probado otro modelo con la metodología del ensayo y error: hemos puesto a secar las tortas directamente al sol con la intención de poner el material a prueba en una situación más extrema desde el punto de vista de esta actividad. Esta experiencia nos ha proporcionado la información de que aquella torta que no se agriete significa una excelente proporción de materiales más resistente. Esto se va aprendiendo con la práctica.
VII.3.- Con los pies en el barro
Una vez comprobadas las medidas que corresponden a los materiales con los que disponemos, nos aventuramos a iniciar la siguiente actividad para preparar el barro. Para llevarla a cabo nos hacen falta herramientas como carretillas, palas, azadas, fardos y varios cubos iguales para que todas las medidas coincidan (Foto VII.7).
Las medidas que proporcionamos en esta unidad de la Guía Formativa PERMIND sirven de orientación. En nuestro caso, y con los materiales que tenemos, las medidas de la torta no agrietada o mínimamente agrietada son 1 medida de volumen de tierra, 1,5 medida de volumen de árido, 0,5 medida de volumen de paja y 0,75 medida de volumen de agua.
La medida definitiva del agua depende de si alguno de los otros materiales se encuentra o no algo húmedo ya que, en caso afirmativo, esto significa que la mezcla va a tener algo de agua, y ello hay que tenerlo en cuenta a la hora de ir aportando el líquido elemento. Si es el caso, se recomienda que el agua se vaya echando poco a poco en la mezcla para no sobrepasarnos y evitar que la mezcla quede aguada.
A la hora de trabajar la bioconstrucción con los alumnos del curso formamos grupos de tres a cuatro personas. Es el número idóneo y equilibrado de personas que facilita la libertad de diferentes movimientos que hay que hacer en esta actividad.
Para poder trabajar con ese grupo en la elaboración de un volumen de barro adecuado, multiplicamos por dos la proporción de materiales de la torta no agrietada o mínimamente agrietada. A saber: 2 medidas de volumen de tierra, 3 medidas de volumen de árido, 1 medida de volumen de paja y 1’5 medidas de volumen de agua. Como herramienta de medida usamos siempre cubos iguales.
Los componentes los vamos volcando sobre un fardo de 2 x 2 metros como mínimo. Empezamos volcando primero el árido y luego la tierra encima del árido, o al revés. Ambos materiales los mezclamos con una azada hasta que quede la mezcla homogénea, formando con ella una montaña y haciéndole un hueco en forma de volcán. A continuación se va echando el agua poco a poco en el cráter del volcán y se va mezclando con la mezcla homogénea hasta que la mezcla se transforma en una pasta de barro (Foto VII.8).
Este es el momento de la terapia de los pies, donde los alumnos y los monitores comienzan a descalzarse y a preparar actividades en grupos, como bailar y cantar al ritmo de alguna música divertida, o hacer algún tipo de corro en círculos mientras se va amasando el barro de manera terapéutica para darle forma de churro.
Cuando llevamos un rato pisando, bailando y cantando, y ya no quedan partes secas de la mezcla de tierra y arena, dos personas del grupo cogen de las esquinas de un lado del fardo y tiran hacia ellos para hacer girar la mezcla y formar medio churro con la pasta; seguidamente hacemos lo mismo tirando del otro lado del fardo hasta formar un churro completo en el centro del mismo (Foto VII.9).
Cuando el “churro” se ha formado volvemos a pisar mientras que una persona del grupo con la medida de paja en un cubo va echando con las manos paja suelta y dispersa por todo el tercio cada vez que se pisa el barro, intentando que no queden pelotones de paja. Echaremos la paja poco a poco mientras pisamos y hacemos nuevos churros hasta que la medida de la paja esté incorporada. Seguiremos pisando y haciendo churros tirando por los extremos del fardo hasta que la paja queda bien integrada en la mezcla. Si observamos que el barro se ha secado mucho le salpicamos un poco de agua mientras seguimos pisando hasta que quede una pasta homogénea y flexible (Foto VII.10).
Foto VII.10.- Imágenes de la terapia de los pies: aportando fibra vegetal, pisando y haciendo churros
Igualmente cabe la opción, practicada por nosotros, de empezar no sólo mezclando en seco el árido y la tierra, sino también añadiendo desde el inicio la paja en seco a la mezcla, combinando muy bien en seco los tres materiales (Foto VII.11). Luego se sigue con el proceso descrito anteriormente de añadido de agua y formación del churro.
En este momento es cuando los alumnos del grupo tienen que hacer algunas pruebas para comprobar si definitivamente el barro está listo para utilizar. Una de ellas es hacer una bola de barro Cob con las dos manos hasta que quede bien compactada y la dejamos caer desde la altura de los hombros para ver si al caer al suelo se le han formado grietas o no. Si no se forman grietas significa que tenemos una buena mezcla de barro listo para usar como material constructivo.
También podemos hacer la siguiente prueba: con las dos manos hacemos con el barro un churro pequeño bien compactado de unos 3 o 4 centímetros de diámetro, por unos 15 cm de largo; lo cogemos con una mano por un extremo dejando el resto en el aire, comprobando así la facultad y flexibilidad que tiene nuestro barro para resistir o no a la rotura. Si se mantiene sin partirse es que ya está listo para utilizarse (Foto VII.13).
Una vez comprobado a través de alguna de las pruebas que el barro está totalmente listo, lo podemos utilizar sobre la marcha en alguna obra o trabajo (Foto VII.13). También lo podemos dejar varios días tapándolo con sacos húmedos para su posterior uso sin que por ello el barro se vea afectado. Si lo fuéramos a dejar más tiempo sin usar sólo tenemos que tener en cuenta que no se nos moje con la lluvia. Sólo podría pasar que se nos seque pero esto lo solucionamos volviendo a echar un poco de agua y mezclándolo nuevamente cuando lo necesitemos.
Al final de esta primera actividad se nos quedara una sensación de bienestar muy agradable en los pies y en las piernas.
Toda esta labor terapéutica la hacemos descalzos sobre el fardo para evitar introducir piedras en la mezcla con los pies. Si necesitamos salirnos del fardo hay que ponerse algún calzado adecuado como sandalias de baño, que nos quitaremos cuando volvamos a trabajar con la mezcla dentro del fardo. Al final de la actividad nos lavamos los pies en cubos de agua disponibles para dicha labor (Foto VII.12).
VII.4.- Con las manos a la obra
La mezcla de barro ya hecha la utilizamos en cualquier obra o restauración, por ejemplo en obras grandes como construcciones de viviendas, cuartos de aperos, baños y servicios para una finca, construcciones de mercadillos como puntos de venta de la finca, cobijo para animales, etc., y también en obras más pequeñas como hornos de leña, reparación de paredes y de suelos, todo tipo de pequeñas reformas que se necesiten en la construcción, artículos de decoración, cocinas de leña, etc. (Foto VII.15).
Este es el momento de la terapia de las manos, donde los alumnos y los monitores preparan actividades en grupos o individuales para llevar el barro directamente a la obra o a trabajos que necesitemos construir.
Si hablamos de los muros de una casa, baño, cuarto de aperos, etc., nosotros proponemos dos maneras de construirlos.
La primera es hacerlos sin usar ningún tipo de fijación o encofrado. En este caso los muros deben de ser más anchos, de unos 50 cm como mínimo en el caso de un muro de carga, y de unos 30 cm de ancho si se trata de un muro de división. Terapéuticamente lo ideal es hacer este trabajo en equipo con un mínimo de dos personas, una por cada lado del muro, que van cogiendo el barro y colocándolo en la base preparada para hacer el muro. Se puede asimismo hacer una cadena con más personas para transportar el barro hasta el lugar donde se esté construyendo el muro.
Las personas que están haciendo el muro, uno enfrente del otro van apretando con los dedos el barro para que quede la masa en un solo cuerpo. Así hasta llegar a una altura aproximada de 15 a 20 cm (Foto VII.16).
Con esta altura construyen todo el largo del muro para volver de nuevo al principio donde el barro Cob ya ha tenido tiempo de orearse y puede recibir la siguiente capa y repetir el mismo proceso con el mismo grosor, hasta alcanzar aproximadamente los 40 ó 50 cm de altura, dejando la última capa rugosa para que la siguiente capa pueda unirse mejor en la próxima jornada. Aquí paramos el proceso por ese día. Hay que tener en cuenta que dependiendo de lo aguado o no que nos haya quedado el barro, nos permite coger más o menos altura en la misma jornada de trabajo.
Es importante no sobrepasar en la misma jornada dicha altura aproximada para no correr el riesgo de que el muro de barro se nos pueda desnivelar. Es preciso dejar el trabajo a la altura de unos 40 ó 50 cm hasta la siguiente jornada, donde ya el barro colocado en el muro se ha oreado lo suficiente para que pueda recibir la siguiente capa de barro repitiendo el mismo proceso con la misma altura, hasta que en varios días terminemos de alcanzar la altura total del muro.
Si tenemos varios muros que construir en esta obra, podríamos hacer más grupos con el asesoramiento de los monitores colocando el barro en todos los muros sin sobrepasar la altura en cada uno de ellos como hemos recomendado anteriormente. Esta altura dependerá mucho de que el barro nos haya quedado más o menos aguado, de si es un día soleado o no, pero sobre todo de la experiencia que vayan adquiriendo las personas con esta técnica.
Estos muros una vez terminados los podemos enfoscar colocando una fina capa para su acabado. Antes tenemos que cernir todos los materiales (la tierra, el árido y la paja) utilizando una cernidera más fina, y utilizando las mismas proporciones utilizadas para hacer el barro. Si quisiéremos pintarlos tenemos que usar pinturas que traspiren, como por ejemplo pinturas a la cal, para que el barro no pierda la capacidad de traspirar.
La segunda manera de construir los muros es usando maderas reutilizadas como palés, tablas, etc., que nos sirven de fijación o encofrado para el barro (Foto VII.17). La labor de recolección del material reutilizado lo podemos hacer con los alumnos beneficiarios del curso.
La actividad de fijación o encofrado de madera la podemos hacer también con los alumnos, empezando por la carpintería donde construimos todas las paredes con maderas dejando los huecos de la puerta y de las ventanas; podemos hacer igualmente un trabajo de electricidad colocando el cableado por dentro de los palés o tablas para que queden tapados posteriormente por el barro, dejando los puntos de luz, interruptores y enchufes fijados por fuera. Si se trata de un baño o cocina, colocamos también entre la madera la fontanería, dejando también los puntos de agua fijados por fuera, quedando todo preparado para colocar el barro.
Es posible que necesitemos algún personal especializado para estos trabajos o que algún monitor se pueda formar en ellos. En cualquier caso los alumnos pueden participar en estas actividades haciendo las labores más sencillas, y participando en todo el proceso de construcción, creándoles una sensación de pertenencia que les hace sentir realizados (Fotos VII.18 y VII.19).
A la hora de hacer el muro el barro lo vamos introduciendo con las manos entre las maderas, dejando todos los palés y tablas bien tapados con el barro por dentro y por fuera, y si fuera el caso también quedan tapados los materiales de la electricidad y la fontanería. Dichos materiales también los podemos colocar después de haber puesto todo el barro, dejándolos vistos y tapándolos con embellecedores.
Las paredes de barro que den al exterior es importante que tengan aleros para que en épocas de lluvia no se mojen. Si no los tuvieran deberíamos proteger las paredes con pintura de cal, mortero de cal o similar para que no pierda la transpirabilidad. También se les ponen zócalos anchos para las salpicaduras del agua de lluvia. Esto último lo podemos solucionar colocando en el alero canaletas para la recogida y almacenamiento del agua (Foto VII.20).
Foto VII.20.- Aula bioclimática donde se puede apreciar los aleros con canaletas para evitar las salpicaduras
En estos muros de barro podemos colocar botellas de cristal de diferentes colores a modo de vidrieras. Con los alumnos del centro podemos hacer en papel un diseño creativo del dibujo que queramos darle a la vidriera.
Si el grosor del muro es aproximadamente igual al grosor de las botellas, éstas las podemos incrustar en el muro siguiendo las pautas del diseño (Foto VII.21).
Foto VII.21.- Detalle de vidriera con botellas incrustadas y momento de la construcción del muro vidriera
Si el muro es más ancho que las botellas y queremos colocarlas integrándolas en él tenemos que cortar las botellas. Para esta labor necesitamos una mesa de corte con disco de diamante y personal con experiencia e información suficiente para saber usarla. Si carecemos de esto podemos encargar el trabajo a algún taller cercano.
El proceso consiste en coger dos botellas iguales y cortarlas a la misma altura. Para formar la vidriera utilizamos de cada una de ellas sólo las partes de la base. Después limpiamos y secamos bien su interior, unimos con una cinta de pegar los dos lados que hemos cortado. El largo de la unión de los dos pedazos debe de medir lo mismo que el ancho del muro. Ello hay que tenerlo en cuenta a la hora de los cortes de las botellas.
De esa manera queda una base de la botella por un lado del muro y la otra base por el otro, facilitando el paso de la luz y generando con ello un efecto de claraboya, sin que con ello perdamos el aislamiento de la bioconstrucción ya que el resto de la superficie de los dos trozos de botellas unidas queda rodeada de barro (Foto VII.22).
También en los muros de barro podemos colocar botellas invertidas un poco hacia arriba, con el gollete hacia fuera para que puedan servir de colgadores o perchas. En nuestro caso las usamos en el vestuario de las personas con las que trabajamos, siendo ellas mismas las que lo construyeron y le dieron un toque personal, con decoraciones hechas en el mismo barro, creando también en este caso una sensación de pertenencia (Foto VII.23).
Se pueden realizar otras obras más pequeñas pero no por ello menos importantes ni menos terapéuticas, como es la construcción de un horno de leña con barro, que por el aislamiento que tiene y la capacidad de almacenar el calor, lo hace ideal para hacer el pan y todo tipo de comidas horneadas (Foto VII.24).
También para cocinar podemos construir con el barro pequeñas cocinas de leña de bajo consumo, que son muy prácticas porque necesitan poca leña para hacer la comida (Fotos VII.25 y VII.26).
Se pueden reparar o reconstruir con barro paredes que necesiten enfoscado, tengan grietas o alguna rotura, en estas labores podemos utilizar herramientas como planas, batideras, cucharas de obra, esponjas, etc. (Foto VII.27). Los alumnos pueden usar estas herramientas en estas pequeñas obras de una forma divertida, e ir adquiriendo destreza con ellas.
Foto VII.27.- Imágenes de pared de barro exterior por reparar (izquierda) y pared interior enfoscada (derecha)
De la misma manera se puede también hacer o reparar suelos, compactando muy bien el barro para que quede fuerte. Éste una vez seco lo pintamos con aceite de linaza para que sea más duradero (Foto VII.28).
Cada una de las actividades de bioconstrucción lleva incorporada la parte artística. En todo caso podemos realizar expresamente talleres de esculturas para decorar o incluso para utilizar como piezas de cocina (Foto VII.29).
Al igual que con la terapia de los pies al finalizar las actividades del barro Cob con las manos en éstas se nos quedara una sensación de bienestar muy agradable.
En este módulo hemos introducido las explicaciones necesarias para realizar trabajos de bioconstrucción con los alumnos, aunque no tengamos ningún tipo de experiencia previa con el barro, pero siempre recomendamos que los monitores puedan formarse en talleres o cursos de construcción natural que se realicen en su zona, para adquirir más conocimientos (Foto VII.30).
Con todo esto queremos poner de manifiesto todas las utilidades y beneficios que puede tener el manejo del barro en nuestra forma de cocinar, trabajar, refugiarnos o simplemente de vivir.
VII.5.- A modo de conclusión
La manera de vivir en nuestro planeta debería de ser coherente con la naturaleza: no sólo saber alimentarnos de forma sana sin agotar los recursos sino también saber habitarlo sin romper, contaminar y gastar energía innecesariamente.
La construcción de barro es una noble cualidad que nos cobija, ahorra energía sin destruir ni contaminar, asegura nuestro bienestar, nos proporciona un clima cálido, absorbiendo la humedad de nuestra casa, de nuestra zona de trabajo y soluciona problemas de salud como los respiratorios y los que tienen que ver con el sistema óseo del cuerpo (Foto VII.31).
Sin duda las personas que se benefician de la terapia de trabajar con barro, se sentirán seguras en todo el proceso de construcción ya que la mejor herramienta para trabajar el barro son las manos. Sin duda esas personas se sentirán realizadas del disfrute de lo que han creado (Foto VII.32).