IV.1.- Una breve introducción al bosque comestible

Los bosques comestibles son una extensión más del jardín comestible. Son lugares de terapia y de reflexión, son  ecosistemas cultivados que crean entornos saludables y seguros, nos alimentan, permiten conservar el suelo, los nutrientes y la biodiversidad, actuando también como sumideros de carbono. Están basados y diseñados a través de la observación y la inspiración de los bosques naturales con el propósito de proporcionarnos alimentos, de rehabilitar lugares degradados o que se encuentran en peligro de desertificación.

Los bosques comestibles están compuestos por árboles frutales como aguacateros, naranjos, cerezos, manzanos, etc., arbustos frutales como acerolos, frambuesos, arándanos, etc., y plantas más pequeñas que producen frutas como pueden ser uchuvas (physalis peruviana), fresas, pera-melón, etc. También están presentes árboles que nos proporcionan madera, fijan el nitrógeno atmosférico y dan cobijo para animales y biomasa. Este conjunto crea microclimas por su disposición de alturas y capacidad de cabida de todas las plantas comestibles que lo habitan.

Estos bosques forman un sistema complejo pero muy eficaz, se dotan así mismos de un equilibrio permanente al estar diseñados basándose en los patrones de la naturaleza.

Cuando se dispone de suficiente terreno, los bosques comestibles se colocan a continuación del jardín comestible, y son un complemento más de frutas variadas para la comercialización.

IV.2.- Nuestra aproximación al bosque comestible: diseñando el bosque jardín

Esta sección de la unidad didáctica describe otro modelo desarrollado en nuestro proyecto que denominamos bosque jardín comestible.

El bosque jardín comestible lo concebimos, diseñamos y ponemos en práctica en pequeñas fincas si queremos añadir frutales en sus parcelas, que en principio por su tamaño tienen más vocación para ser un jardín comestible (Foto IV.1).

Foto IV.1.- Instantáneas estivales de un bosque jardín comestible en la Finca El Mato Tinto

Es un modelo que rentabiliza bien el espacio y la productividad, siendo a la vez muy terapéutico para todas las personas que forman parte del proyecto, creando un espacio armónico, que sirve de ejemplo para ser visitado. En pocos años se percibe su pleno potencial terapéutico (Foto IV.2).

Foto IV.2.- Evolución de un bosque jardín comestible en una de las parcelas de la Finca El Mato Tinto. En la foto de la izquierda de mayo de 2011 se pueden apreciar distintos componentes de la parcela: los canteros con su compost maduro y la piel del suelo que los cubre, el volcán polinizador recién construido, y frutales de hoja perenne y de hoja caduca recién plantados. La imagen de la derecha es la misma parcela tres años y medio después, en noviembre de 2014

El modelo surge de la asociación entre el bosque comestible y el jardín comestible, diseñados juntos. Un bosque jardín en forma de U o de semicírculo con el lado soleado abierto, libre de árboles perennes, para que en invierno entre la mayor luz solar posible en el bosque jardín.

Es un bosque jardín donde se combinan en el mismo espacio árboles frutales de hoja perenne y de hoja caduca, arbustos, plantas aromáticas, flores, verduras y hortalizas (Foto IV.3).

Foto IV.3.- Imagen sacada desde el lado soleado del bosque jardín en el que se observa el diseño conjunto de un bosque y un jardín

Foto IV.5.- Distribución de los árboles frutales caducifolios en el bosque jardín

IV.3.- Frutas, verduras, hortalizas, aromáticas y flores en el bosque jardín

La superficie restante de la parcela quedaría para árboles frutales de hoja caduca, para arbustos frutales y pequeñas plantas, y para aromáticas, flores comestibles, hortalizas y verduras para la alimentación y comercialización.

La plantación de los frutales de hoja caduca sería a tresbolillo, a una distancia mínima de dos/tres metros de la U o semicírculo interior de los frutales perennifolios (Foto IV.4).

Foto IV.4.- Imagen del bosque jardín comestible en invierno. A la izquierda, al fondo y a la derecha se pueden apreciar, aún pequeños, los setos y frutales perennifolios, y en el interior diferentes frutales caducifolios distribuidos al tresbolillo junto a vegetales y flores comestibles de distintos tamaños

A la hora de fijar el número de frutales caducifolios a plantar en el bosque jardín hay que tener en cuenta las características y ubicación de la finca: superficie, recovecos, vientos fuertes, si hay montaña o no, si se está muy expuesta al sol o no, etc.

Si estuviese muy expuesta al sol la distribución de árboles de hoja caduca sería más densa que en el caso de poca exposición. En el caso de una finca muy soleada se sugiere plantar al tresbolillo con una separación entre 4-5 metros entre frutales, o si es sombreada con una separación entre 6-7 metros (Foto IV.5).

Figure IV.5.- Spreading of deciduous fruit trees in the garden forest

Cabría incluso no plantar frutales de hoja caduca en caso de necesitarse el máximo número de horas de sol por la ubicación de la finca. En este último caso se hablaría más de jardín comestible que de bosque jardín comestible.

Tanto en el caso de los perennifolios como en los caducifolios plantamos todas las variedades posibles de frutales acorde a nuestra zona, incorporando como mínimo dos frutales por variedad, asegurando así una diversidad de frutas en diferentes épocas del año y posibilitando la polinización a aquellas variedades de frutales que lo necesiten (Foto IV.6).

Foto IV.6.- Bosque jardín comestible en primavera

La distribución de los árboles frutales de hoja caduca respecto a los de hoja perenne se hace de manera estratégica, con el propósito de que en la parte interior de la zona donde se encuentran los árboles frutales de hoja caduca, las verduras y hortalizas dispongan de todo el sol en otoño e invierno y los canteros se beneficien de la caída de hojas que sirven de reposición de la piel del suelo (Foto IV.7).

Foto IV.7.- Collage invernal de verduras, hortalizas, aromáticas  y flores comestibles plantadas alrededor de la base de los troncos de frutales de hoja caduca

Entre primavera y verano los frutales caducifolios están con hojas y frutas, por lo que la superficie debajo de esos árboles dispone de menos radiación solar, lo que impide que algunas verduras y hortalizas que necesitan menos horas de luz no reciban tanta insolación en pleno verano, evitando una subida a flor prematura al tener el sol y sombra que les proporcionan los frutales de hoja caduca en esta época (Foto IV.8).

Foto IV.8.- Verduras, hortalizas y flores comestibles estivales plantadas debajo de los árboles frutales caducifolios

Los árboles frutales perennes, por otro lado, no hacen sombra en ninguna estación del año dentro de la zona de verduras y hortalizas, al no estar plantados en la zona soleada del bosque jardín, aunque sí nos están proporcionando constantemente biomasa y frutas en su temporada (Foto IV.9).

Si bien en los bosques comestibles las podas suelen ser mínimas, en nuestro modelo de bosque jardín comestible las podas que realizamos son sobre todo de mantenimiento: consiste en podar las ramas bajas y chupones para que las personas puedan acceder de pie a todo el espacio por debajo de los frutales. No suelen ser necesarias podas demasiado intensas. Incluso podemos elegir no podar. Con la práctica sabremos qué es lo que nos va mejor. En todo caso si no se tiene experiencia en poda es aconsejable  formarse en dicha técnica.

Foto IV.9.- Bosque jardín comestible al final del verano con frutales de 3 años, perennifolios en los laterales y caducifolios en el centro. A la izquierda de la imagen está mimetizado el volcán polinizador. Las personas están situadas en la cara soleada del bosque jardín, en la parte libre de arboleda perenne

En el caso de zonas donde por la climatología no se dan árboles frutales perennes, igualmente debemos plantar árboles perennes autóctonos que encontremos en la naturaleza del lugar aunque no nos den frutas. Nos sirven en todo caso de setos que siempre protegen a la arboleda caduca, las verduras y las hortalizas del interior del bosque jardín de los vientos y de la humedad.

El resto del espacio que queda debajo y entre los frutales de hoja caduca lo diseñamos como explicamos en el epígrafe “Dibujando nuestros canteros” de la Unidad Didáctica III, “Diseñando nuestro jardín comestible”. Labor en la que implicamos a los alumnos para que realicen un diseño donde puedan dibujar los caminos y canteros con formas redondas creando entre los árboles frutales mandalas plantados y sembrados de todas las variedades de verduras y hortalizas que se den en nuestra zona (Foto IV.10)

Foto IV.10.- Imagen del diseño del bosque jardín comestible pocos meses después de su puesta en marcha

Los sistemas de riego, el diseño que elijamos y las labores de mantenimiento del espacio que queda debajo y entre los frutales de hoja caduca son las mismas que las de un jardín comestible (Foto IV.11).

Figure IV.11.- Sprinkler irrigation system in the edible garden forest

Este modelo de bosque jardín nos garantiza que la biocaja que elaboramos para la comercialización dispone de una variedad suficiente de verduras, hortalizas y frutas procedentes de un espacio terapéutico y agradable para ser visitado (Foto IV.12).

FotoIV.12.- Visita al bosque jardín comestible donde se puede observar la fruta de algunos frutales caducifolios con 5 años plantados en el terreno. Las personas están situadas en la cara soleada del bosque jardín, libre de arboleda perenne

IV.4.- A modo de conclusión

Los seres humanos hemos sido capaces de destruir extensiones inmensas de ecosistemas y bosques naturales para establecer un modelo de producción basado en el monocultivo, pensando  que  podíamos acabar con el hambre en el mundo. Un modelo que ha provocado una gran pérdida de biodiversidad vegetal y animal, más pobreza y que no ha solucionado el problema del hambre.

Es una esperanza saber que también somos capaces de cambiar esta situación rehabilitando y restaurando el suelo para que se pueda regenerar la biodiversidad, a la vez que producimos alimentos sanos en un entorno local.

Quizás el éxito para el bienestar y para cubrir las necesidades básicas de las personas, de los animales y de las plantas reside en encontrar las fuentes naturales, los pilares que lo sustentan, como son el suelo y el agua. Quizás el encanto de la vida simple sea en realidad el resultado del ingenio, instinto de supervivencia, y de escuchar, observar y respirar lo que el entorno natural nos dice (Foto IV.13).

Foto IV.13.- Collage de imágenes del potencial terapéutico del bosque jardín comestible en distintas estaciones